Una verdadera conversación se da solamente si uno está dispuesto a escuchar a la otra persona, comprender su argumento o entender el razonamiento detrás de este y sopesar si este argumento es una mejor explicación que el desarrollado por uno mismo. Todo esto lo resumo en una sola pregunta… “¿estás dispuesto a cambiar tu opinión?”

Responder a dicha pregunta de forma afirmativa es crucial ante una verdadera conversación puesto que ello abre las puertas a escuchar a la otra persona y a que la otra persona nos escuche. En adición a ello, también nos fuerza a repensar sobre la opinión de uno mismo… “¿estoy completamente seguro de que estoy en lo correcto? ¿que mi lógica es infalible y, por ende, no puedo caer en error?” La respuesta a ello es un evidentemente no; nadie está libre de errar, nadie está libre de estar equivocado. Entonces, si nadie está libre del error, ¿por qué habría de pensar a priori que soy yo quien está en la posición correcta y la contraparte quien está equivocada?

Hoy en día es fácil caer en simplemente buscar las respuestas que uno quiere encontrar y en reafirmar las posiciones que uno toma sobre distintos asuntos. Uno llega a escuchar esas ideas tanto, que reafirma, involuntariamente o no, sus posiciones sin haberlas sometido a un cuestionamiento real.

Un argumento es como una espada de acero, se fortalece en la medida que se exponga al calor, a los golpes del forjado y al temple del agua. La única forma de probar su fortaleza es contrastándola con otra, haciéndola chocar, viendo cuál se doblega o se quiebra primero. Lo mismo sucede con las ideas; si queremos probar que nuestra idea es la correcta, debemos estar dispuestos a contrastarla con otra y aceptar que la nuestra podría terminar siendo vencida. Cualquier otro tipo de enfrentamiento no es verdadero enfrentamiento, o verdadero debate.

No hagamos lo mismo al conversar con otra persona. No caigamos en asumir que uno ya parte en la posición correcta. El hacer ello solo nos llevará a regurgitar ideas y argumentos sin escuchar al otro, y no nos permitirá cuestionar si efectivamente estamos en la posición correcta. Ello nos llevará a la tribalización de la sociedad en perjuicio de ella y en detrimento del individuo.

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